domingo, 28 de julio de 2013

No creas que soy bobo...

Cuatro amigos de la universidad se fueron a parrandear el fin de semana antes de los exámenes finales a un país vecino. Se la pasaron felices. Pero después de tanta fiesta durmieron todo el domingo y no regresaron a su país hasta el lunes por la mañana. En lugar de entrar al examen final, decidieron que al terminar el examen hablarían con el profesor y le explicarían la razón por la que habían perdido el examen. Le explicaron que se habían ido de viaje el fin de semana y que planeaban estar de regreso y estudiar, pero desafortunadamente, “se les pincho” una llanta cuando venían de regreso, no tenían las herramientas y nadie les había querido ayudar. Como resultado de la aventura, perdieron el final. El profesor lo pensó y acordó hacerles el final al día siguiente. Los cuatro amigos estaban felices. Estudiaron toda la noche y llegaron al día siguiente a hacer el examen. El profesor los puso en salones separados y les repartió a cada uno el test para que comenzaran. Vieron el primer problema, valía 5 puntos y era muy fácil sobre la historia del mercadeo. “Excelente!”, pensó cada uno en su salón separado. “Esto va a estar muy fácil.” Cada uno terminó el problema y voltearon la página. En la segunda página estaba escrito: Por 95 puntos: ¿Cuál llanta?

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